Últimamente descubro cómo dejarme llevar por lo que se presente, sin mucha planificación. Me da la impresión que el miedo a lo desconocido o a lo imprevisto, es la razón por la que solemos viajar con los viajes «todo incluido». Este viaje de una semana en Cuba me confirmó que viajar con aventura permite de descubrir mucho mejor un destino.
Este un relato personal de mi viaje a Cuba en algunos días. Un viaje no planeado que terminé disfrutando un montón.
Cómo llegar a Cuba sin planificarlo
Mi idea inicial era viajar en verano para visitar a mi hermana en Montreal Canadá. Era la primera vez que visitaba este país norteamericano, conocido por sus grandes superficies y paisajes infinitos. No obstante, aparte de los tiquetes de avión no había nada preparado. Las visitas se harían al ritmo que se nos antojara.
Mi hermana trabajaba en esa época en una aerolínea y teníamos la posibilidad de viajar a Cuba a muy bajo costo. No dudamos mucho en decidirnos que las maletas ya estaban listas para disfrutar de la isla de Cuba, sus playas y costumbres.
Saliendo de la ciudad de Montreal al caer la noche y aterrizamos en la ciudad de Santa Clara a las 23:00. Desde Santa Clara viajamos una hora y media en bus climatizado última generación (made in china) y hasta el Hotel Meliá Cayo Santa María.
Los viajes todo incluido no son para mí..gracias
Al llegar les confieso que estaba decepcionado, pues el hotel hace parte de un complejo hotelero hecho única y exclusivamente para los turistas extranjeros. Me sentí alejado de la verdadera vida cubana y eso me desilusionó de entrada. Comprendí de paso por qué llegar tan tarde en la noche; de tal manera de no ver con la luz del día el hermoso paisaje natural humano de este país.
Al otro día y levantado temprano, tenía alergia de saber que me encontraba en un hotel como los tantos que se pueden encontrar en cualquier otro país del mundo. Agradecí y me alivió el hecho de estar pasando un momento de vida con mi familia que hace rato no veía. Aprovechamos el tiempo para disfrutar de las playas de blanca arena fina y del mar turquesa que tiene la isla de Cuba. Así pasamos dos días entre playa, habitación climatizada y cócteles aguados incluidos en el plan «All inclusive».
A medida que pasaba el tiempo, aumentaba mi malestar de sentirme encerrado en un bonito lugar, pero que no correspondía al vivir de la verdadera Cuba de calle. A pesar de lo bonito y de lo limpiecito del hotel, no me podía quitar el desasosiego de encima. Mi mente empezó entonces a crear un plan de escape.
Roadtrip en Cuba en coche de alquiler
Cansado de preguntarme cómo sería la real vida de los cubanos detrás de las palmas y los jardines del hotel, decidí alquilar un vehículo y aventurarme a encontrar la «verdadera Cuba«.
No me arrepiento en lo absoluto, Los Cubanos son personas maravillosas.
Es así como decidí alquilar un vehículo y lanzarme a la aventura de recorrer algunas carreteras para descubrir algunas ciudades y pueblos de la isla.
Mi travesía duró 3 días, visitando las ciudades de Santa Clara, Trinidad y Cienfuegos. Sin dejar de contar las mil paradas en cuanto caserío y pequeño poblado encontraba.
Mi primera impresión fue de percatarme que los cubanos que trabajan tienen dificultades de transporte. En la isla no hay suficientes vehículos para todas las necesidades de movilidad. Esto me llevó a convertirme espontáneamente en taxista voluntario. Cómo negarme a las sonrisas de los cubanos y su personalidad entusiasta?. Pasé momentos invaluables discutiendo con mis pasajeros fugaces. Hablamos de la vida, de las dificultades, del valor de las cosas, entre mil cosas más. Respondiendo y preguntando en ocasiones cuestiones incómodas que tocan con lo políticamente correcto o incorrecto. Incluso de encontrarme perturbado y casi sentirme culpable de las limitaciones y privaciones a las que el pueblo cubano ha tenido que enfrentar. Pero con la satisfacción de escuchar mil historias de vida, algunas quejas, un par de canciones, coqueteos, ofertas de matrimonio y hasta la proposición de una gallina como agradecimiento.
Lo segundo que me impresionó, es la ausencia de publicidad de productos. Esta es reemplazada por la publicidad de la revolución; el 99% de los afiches publicitarios hablan de ella.
Yo conducía un Cadillac rojo en medio de ciudades con arquitectura colonial decrépita a causa del tiempo y de la falta de recursos para restaurar. Cuba parece una película de los 70’s en medio de un mundo desenfrenado por la tecnología. Irónico! Las casas pintadas de mil colores me fascinaban. En cada tienda y en cada esquina, una gran sonrisa y de fondo esa salsita sabrosa que quieres bailar.
Pude valorar los momentos reales del cuotidiano de las personas locales. Dormí en casa de gente que conocía el mismo día; gente que me trataban como a un hijo y me mostraban los secretos mejor guardados de cada ciudad. Sentía un alivio en mi alma al saber que lo que yo pagaba por alojamiento y comida por un día, les alcanzaba para comer una semana.
Las ironías de la vida, en los países tropicales con dificultades económicas, las sonrisas brotan por doquier; y las penas se olvidan bailando o cantando. Pero en los países «ricos» las «dificultades económicas» se manifiestan con depresiones y enfermedades psicológicas. Difícil de entender la humanidad.
Igualmente es de admirar como el organismo humano es capaz de adaptar y transformar la personalidad, de acuerdo a las circunstancias de la vida. Es de admirar como los cubanos se adaptan a sus dificultades… con alegría. A regañadientes volví al hotel, con mil historias, una gran sonrisa, y con deseos de volver en otra oportunidad y recorrer esta isla mágica y espinosa.
Cuba siempre me había causado mucha curiosidad de viajero. La curiosidad de saber cómo viven, de conocer sus sentimientos y su cultura.
Lo que encontré me dejó atónito. Por la calidez de su gente me sentí como en una de las regiones caribeñas de mi natal Colombia. Me sentí en casa!
No quiero opinar políticamente, o al menos trataré de evitarlo. No conozco el fondo de una situación que dura desde hace décadas y de las cuales no conozco todos los detalles y puntos de vista. Mis opiniones y conjeturas prefiero guardarlas para momentos privados.
Video de mi viaje de una semana a la isla de Cuba :
Consejos para un viaje a Cuba:
Nota: Viaje realizado en el año 2010.
- Cuba es un país muy barato, los cubanos del común cobran entre 5 y 7 dólares por el alojamiento, entre 1 y 2 dólares por comida.
- Eviten si posible ir a Cuba en circuitos todo incluido.
- No está de más dejar propina, con estos precios creo que es justo.
- Yo pagué 50 dólares por el alquiler del vehículo por los tres días (precio 2010).
- Sitio oficial de turismo de Cuba : www.cubatravel.cu
Para visitar otros destinos en un viaje por América del Sur, les comparto estos relatos de viajes:
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