Desierto del Sahara en Marruecos: viajar a dormir bajo las estrellas

Dormir en el desierto del Sahara en Marruecos fue viajar más allá de las estrellas que hacían de techo. Estrellas que al mirarlas me hipnotizaron en cálidos y arenosos sueños.

Venía exhausto. Marruecos me había ofrecido en pocos días muchas experiencias humanas e imágenes inolvidables. Quería impregnarme de Marruecos, de su gente y de su cultura, a pesar de las advertencias recibidas en Europa sobre lo peligroso de visitar países árabes. Yo estaba allí, dispuesto a atravesar Marruecos en bus.

Me dejé caer en la artística y blanca ciudad de Essaouira, a orillas del Atlántico. En essaouira me despojé de mis impurezas dérmicas y de paso de las mentales bañandome en un Hamman (baño público árabe). Continué la carretera en medio de plantaciones de Argàn, de cuyo fruto se extrae su aceite virtuoso. Pasé inadvertido por la viva Marrakech, solo para cambiar de bus y tomar la ruta que atravesando las abismales montañas que conforman la cordillera del Atlas; me llevarían al mítico e inhóspito desierto del Sahara.

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Llegando a Ouarzazate, la puerta del desierto del Sahara

Después de 9 horas de vertiginosas rutas, desembarqué en la ciudad de Ouarzazate. La bocanada de aire casi hirviendo a 41 ° centígrados a las siete de la noche era solo una advertencia; debería adaptarme y prepararme a las altas temperaturas a las que me expondría durante este periplo.

Ouarzazate es lejos de ser una ciudad perdida rodeada de arena. Al contrario, es una ciudad rica y moderna que cuenta con una infraestructura hotelera bien desarrollada. Aunque a pesar de dos o tres construcciones antiguas llamadas Casbas (kasbahs), Ouarzazate como ciudad no tiene muchas atracciones turísticas.

Los marroquíes son tan cálidos, como el sol que los alumbra. Gracias a esa calidez, terminé en la casa de Ibrahim, dueño de una agencia turística. Casi ebrios de té de menta, llegamos al acuerdo que me permitiría no tan solo conocer el desierto del Sahara, sino dormir bajo su cielo. Si visitan Marruecos, hay que prepararse para hacer frente a los mejores vendedores que yo haya conocido. Los árabes como comerciantes no tienen competencia.

Abandonando lo que soy…

Cuando planifiqué mi viaje a Marruecos, no estaba en mis planes visitar el desierto; mucho menos dormir en medio de la nada. No obstante la imagen de las dunas de arena, de camellos y de alfombras voladoras ( ya ven el daño que hace disney con nosotros) estaban bien presentes.

Me gusta cuando mis viajes toman caminos no trazados, pues ellos conducen a la aventura !

Acompañados de un guía local, tomamos un vehículo 4×4. El paisaje durante el recorrido, tenía mucha más magia que cualquier película de los amigos de mickey. Hicimos paradas obligadas por la belleza de los lugares por donde pasábamos. Cómo explicarles mi emoción al ver un oasis? o cómo interpretar que después de dos horas de ruta seca y desértica, en frente de nosotros apareció una línea de palmeras verdes que luego nos acompañó durante kilómetros?

Las paradas nos contaban también, la rica historia de la región. Historias de caravanas de camellos o dromedarios que recorrían el desierto con sus mercancías.

De repente el paisaje cambió, la carretera nos abandonó y estábamos a la merced de los conocimientos del guía. Pero cómo puede alguien orientarse sin puntos de referencia? me preguntaba yo. Lo cierto era que el guía avanzaba sin titubear, siguiendo los signos invisibles del desierto del Sahara. Esos signos que yo todavía no comprendía y por tanto no podía ver.

Más tarde, fue el turno del vehículo de abandonarnos. El camino que faltaba se realizaría a lomo de camello. Todo para mi placer !

El sol comenzó abandonarnos también, y su luz empezó a cambiar. Vimos entonces todas las tonalidades del amarillo, pasando por el ocre, luego naranjas intensos y dejando detrás tonalidades de azul que se convertirían en noche.

Dormir bajo las estrellas en el desierto del Sahara

Después de ser abandonado por las verdes palmeras, la carretera, el vehículo y hasta el sol; tuve entonces una extraña y fuerte sensación de ser abandonado también por una parte de mí. Como si el desierto del Sahara me despojara de las cargas que llevaba dentro.

El recorrido a lomo de camello duró 45 minutos, pero en mi reloj solo fueron 45 segundos. Las sombras de mi persona sobre el camello, se reflejaban en la arena ondulada por el viento.

Al llegar, como decirlo… nada!

Comprendí porqué despojarme de lo superfluo y lo banal. Allí solo éramos el desierto, las estrellas y nosotros. Bastó entonces de una carpa o tienda hecha de tapetes, tomarnos un té de bienvenida, al que seguiría un «tajine» de carne (plato típico en Marruecos); para comprender que yo estaba preparado para dormir bajo las estrellas en pleno desierto del Sahara.

La noche más espléndida que yo haya visto hasta entonces, pero también la más filosófica. En un desierto sin agua, sin viento, sin banalidades; la meditación me invadió y me reconfortó. Hay quienes se duermen contando ovejas, yo esa noche me dormí contado estrellas.

Consejos para viajar y visitar el desierto del Sahara en Marruecos :

Cabe aclarar que el desierto del Sahara es compartido por varios países. En lo que concierne la parte de Marruecos, el desierto se puede visitar desde varios puntos del país. Como lo dice el artículo más arriba, mi visita se hizo por la ciudad de Ouarzazate, una vez allí les recomiendo busquen las agencias de viaje especializadas en los tours por el Sahara.

Viajar al Desierto del Sahara en vidéo :

Este es el relato N° 3 y hace parte de un conjunto de diarios sobre mi experiencia en el reino de Marruecos. A continuación los relatos de viaje que completan este diario:

Aristofennes